domingo, 30 de septiembre de 2012

~Cruce de destinos, Capítulo 7 (Narrado por Taylor)


Observé como el ricitos flirteaba con la pizzera cuando su turno llegó. ¿Por qué odiaba no poder escuchar la conversación? Yo nunca había sido así, nunca.
Se notaba a leguas que aquella chica estaba loca por él, ¿lo estaría él por ella también? Deberíamos preguntarle a su joven amiga la cuál le acompañaba en un bonito paseo anteriormente.

Un poco cansada de andar decidí sentarme en una mesa hasta que mi pedido estuviera listo y observé como él tras ser atendido se colocó de pies en frente de mí.
Notaba como sus ojos me analizaban detenidamente, sin ninguna vergüenza ni miramiento, y aunque yo intentaba fingir que no me había dado cuenta ni me importaba, no podía soportarlo, ¿a qué jugaba? Decidí hacerle la guerra, torneé mis ojos hacía el y comencé a escrutarlo, cuanto mas lo miraba mas segura estaba de conocerlo. ¿Quién narices era? Esta situación estaba comenzando a convertirse en algo totalmente desesperante.

-¿Tengo monos en la cara? –pregunté cruzándome de brazos a la vez que le miraba fijamente.

-No, en realidad lo que llevas es un moco colgando de la nariz. –Comentó como respuesta a mi pregunta y yo me llevé una mano a la nariz para tapármela un tanto avergonzada. ¿De verdad llevaba un moco? ¡Tierra trágame! - ¡Qué es broma! –Exclamó acercándose y entonces un recuerdo inundó  mi memoria. 


---FLASHBACK---

Era el día, el día de la mudanza. Hoy dejaría todo atrás para comenzar una nueva vida. Y era la primera vez que sentía pena por irme, en realidad no me lo había acabado de creer hasta este mismo momento.

Cuando me encontraba en frente de mi jardín, vestida con un bonito vestido de flores y un lazo a conjunto en la cabeza, a mis diez años de edad y emperifollada de aquella manera me sentía como una princesa.
Mis amigos comenzaron a despedirse de mí, pero entonces cuando tan solo quedaba él, Harry le miré y me encontré con que él estaba mirándome fijamente, no decía nada, no se movía, solo me miraba fijamente, sin ni siquiera pestañear.

-¿Tengo monos en la cara? –pregunté cruzándome de brazos.

-No, en realidad lo que llevas es un moco colgando de la nariz. –Contestó totalmente serio e imitando mí gesto de cruzarme de brazos. ¡Dios! ¿Enserio llevaba un moco? ¡Qué vergüenza! ¡Tierra trágame! -¡Qué es broma! –Exclamó riéndose a la vez que se acercaba a mí y nos fundía en un abrazo. –Nunca me olvidaré de ti. –Susurró.

-Nunca. –Secundé.

Y aquellas fueron nuestras últimas palabras antes de decirnos un adiós sin fecha límite.

---FIN DEL FLASHBACK---


Tras aquel recuerdo todo mi mundo acababa de ponerse patas arriba, ¿era él? ¿Harry? ¿Mi Harry? –Sacudí la cabeza. No era más que una coincidencia.

-¿Me persigues? –preguntó sentándose en la silla sobrante que había en la mesa en la cual me encontraba.

-¿Perdona? –Ironicé un tanto sorprendida por aquella pregunta, ¿de qué iba?

-El aeropuerto, el parque, aquí… ¿me vas a seguir a casa? –Preguntó de nuevo. ¿En el aeropuerto?

-¿En el aeropuerto? –pregunté esta vez yo, ¡yo no lo había visto en el aeropuerto!

-Bajaste con mi amigo Louis del avión y vi como me mirabas. –Afirmó totalmente seguro, tragué saliva, ¿Louis y Harry? ¿Era amigos? ¿Estaban en Londres? ¡Ambos me sonaban demasiado! Las piezas comenzaban a encajar…

-Siento decepcionarte, -comencé a hablar. –Pero tu existencia me es indiferente. –Mentí prohibiendo que ninguno de mis pensamientos reales salieran a la realidad. Y entonces comenzó un juego de sonrisas falsas. Ambos fingíamos estar encantados con aquella conversación sin saber por qué, quizá para intentar no dejar ver lo que ambos sentíamos.

En esos momentos la voz de la pizzera pronunció los números de un par de pedidos, entre ellos el mío, por el megáfono. ¡Gracias!

-Mi turno, ha sido un placer. –Sonreí falsamente a la vez que me levantaba, pero vi que él también se ponía en pie.

-También es el mio. –Sonrió andando a mi lado hacía el mostrador.

-¡Guapa! ¿Ya están? –Preguntó el ricitos cuando llegamos allí, ¿perdón? Puse los ojos en blanco por un momento y después dibuje una mascara seria en mi rostro.

-Dime, Harry: ¿cuántas veces te tengo que decir que no ligues conmigo? –Preguntó ella apoyándose en el mostrador y él se encogió de hombros. ¿Ignoraban que sería aquí?

-No se, unas cuantas Nuria. –Observe como la camarera ponía los ojos en blanco disimulando que bebía los vientos por él, se notaba.

 -Bueno, ¿están las pizzas? –Pregunté seria, no me gustaba ser ignorada, y a demás estaba deseando salir de allí.

-Están. –Contestó sin más entregándonoslas y tras pagar la mía ambos nos dimos la vuelta. - ¡Moroso! –Exclamó ella y Harry al darse por aludido se dio la vuelta. - Mi dinero.- Pidió estirando la mano y él tras poner los ojos en blanco se lo entregó.-Vas aprendiendo- Afirmó y ambos rieron, ¿qué confianzas eran estas?
Salí a la calle antes que él, pero algo me decía que no me libraría tan fácilmente.

-¡Oye! –exclamó tras de mi al salir a la calle.

-Oigo. –Musité girándome hacía él.

-¡Qué Chispa! –exclamó irónico poniendo los ojos en blanco.

-Ya ves, de mayor quiero ser mechero. –Le contesté guiñándole un ojo y él rio, aquella risa, sonaba perfecta. ¡¿Pero qué estas diciendo Taylor?! Vuelve a la tierra.

-Vas por buen camino, -afirmó. -¿Te vienes a cenar? –preguntó así sin más y no pude evitar soltar un irónico: ¡JÁ!

-¿Tan fácil crees que soy? –Pregunté elevando una ceja, -además ya tengo cena. –Dije señalando mi pizza, la cual se estaba comenzando a enfriar, y yo también.

-Me refería conmigo y unos amigos. –Puso los ojos en blanco. –Ya conoces a Louis, ayer vino y estamos los cinco juntos después de un tiempo. –Vale, ¿por qué me contaba su vida? Pero… ¡Echa el freno! Louis, Harry… eran 5… tragué saliva y…. Cometí una locura.

-Ésta bien. –Acepté, ¿de verdad? ¿Acababa de aceptar? Madre mía… suspiré.

martes, 25 de septiembre de 2012

~Cruce de Destinos, Capítulo 6 (Narrado por Nuria)

Y ahí estaba, en la pizzería. Mi gefe me necesitaba, asique acepte, aparte de que no tenía nada interesante que hacer, ganaba dinero extra.

-Hombre, ¿pero tú no estabas de repartidora?- Me sonrió con una mirada pícara.
-Hombre, ¿pero tu no estás comiendo muchas pizzas ya?- Ahora, le sonreí yo pícara.
-No, la última vez, al final, por tú culpa-recalcó ese <<tú>> mientras me señalaba- me quedé sin pizza.
-Oh, valla, que pena me da eso.-Sarcasmos, una vida llena de ellos.- Venga, querido cliente,¿que desea? -Se rió entre dientes.
-Pues... querida camarera, quiero una pizza con champiñones y queso, y otra de queso y jamón. -Usó la misma voz que le puse yo.
-Está bien. -Me puse a escribir, pero antes mis ojos se quedaron en una chica. En la chica que viniera minutos antes que Harry. Nos estaba viendo, pero encuanto me fijé en ella, quitó su mirada.
-¿La conoces?-Harry me quitó de mis pensamientos.
-¿Eh?
- -Se ríe- Que si la conoces.
-¿A quién?
-A ella.- Hace un gesto hacia la chica con la cabeza.
- Mmm... no. ¿Por qué?
- Porque me suena de algo. La vi antes, pero esque se me hace una cara conocida...
- Igual es una de las chicas con las que intentas ligar, Harry. Vete a saber tú con cuantas lo intentas. O igual se te parece a alguna de ellas... -Pongo el papel con su pedido en donde los demás.Él me mira, y me sonríe.
- ¿Estás celosa o algo?
- ¿Celosa? ¿De qué? -Con una sonrisa en la cara, niega con la cabeza.
- Oye, -cambia de tema-¡tú sabes mi nombre! ¿No crees que es justo de que yo sepa el tuyo?
- Mmm.... no.
- Venga. No seas mala y dímelo. -Pone pucheros.
- Averigualo tú, pero yo no te lo voy a decir.
Y en ese momento, ahí viene mi gefe con bigote gracioso gritando un: "Nuria, ven a ayudarme un momento", yo le asiento, y miro otra vez para Harry. Que me mira con cara de "Asique es así, ¿eh?".
- Entonces te llamas Nuria,¿eh Nuria?
- Buuf.... ¿no me rayes mucho, eh? -Ahora me río yo entre dientes. Él sigue sonriendo. - Ale, te dejo ahí.
- Sí, te espero. -Pongo los ojos en blanco.

-¡Ya estoy aquí! ¿En que te tengo que ayudar?-Le digo a Mauro.
-Perfecto. Pues ayúdame en coger estas cajas y llevarlas para afuera, son unas 7.

(...)

Al fín terminé de ayudarle. Vuelvo a mi trabajo. Busco a Harry, y lo encuentró ahí, sentado, hablando con la chica de antes, la chica que no nos quitaba el ojo de encima.
-¡Nuria! -Me giro- Aquí tienes tus dos pedidos.
-Vale. -Las cojo y las pongo encima de la encimera, donde se ponen todas las cosas echas.

En cuanto las pongo, voy directa al micro para llamarlos, pero antes de poder hacerlo, ellos se levantan de sus sitios y se acercan a mi. Los dos con una sonrisa en la cara.
-¡Guapa! ¿Ya están?
-Dime, Harry: ¿cuántas veces te tengo que decir que no ligues conmigo?
-No se, unas cuantas Nuria. -Pongo los ojos en blanco, y el se ríe. Su amiga, o ligue, o sea lo que sea esa chavala para él, me mira seria.
-Bueno, ¿están las pizzas de los dos? -Seria, seria es como se puso cuando Harry me dijo lo de "guapa". Si, igual Harry intentó ligar con ella, o algo.
-Están. - Las cojo,se las doy. Se dan la vuelta. - ¡Moroso! -El aludido se da la vuelta, yo me río- Mi dinero.- Y estiendo la mano. Él se ríe y lo pone en mi mano. -Vas aprendiendo-Nos reimos.
Se van los dos sonriendose. ¿Pero qué era esto? ¿Celos? No no no y no.
Pero... vinieron solos, y se van juntos. Sí, igual es un nuevo ligue de Harry. ¿No ves Nuria? Lo hace con todas, intenta ligarse a todas.
Bueno, mejor paso. Pero tengo un presentimiento; esa chica, pienso que la voy a volver a encontrar, para bueno, o para malo. Nuestros destinos se van a cruzar, lo estoy viendo.


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Bueno, sentimos mucho que igual tardemos en subir, pero con el instituto, y tal y tal.. es algo complicado. Intentaremos subir más seguido, gracias a todas las lectoras que estáis ahí,en serio. :)
Att: Taylor y Nuria.

jueves, 20 de septiembre de 2012

~Cruce de Destinos, Capítulo 5 (Narrado por Taylor)




Llegué a mi nuevo apartamento y deje mis maletas sobre el suelo. No estaba mal, era acogedor, debo reconocer que no cubría para nada mis expectativas ya que en el anuncio decía: “Apartamento luminoso con vistas a la avenida principal y grandes ventanales.”
Supongo que por luminoso se refería a que podría encender muchas lámparas, y lo de “vistas a la avenida principal” supongo que se vería por aquellos “grandes ventanales” inexistentes.
Al menos tiene sofá. –Pensé a la vez que me dejaba caer en él y pensaba en como afrontaría el día de mañana: Primer día en Londres, necesitaba volver a familiarizarme con este lugar.

Así que sin pensarlo mas levante mi culo de aquel mugroso asiento que no tardaría mucho en cambiar y arrastrando la maleta hasta el pequeño dormitorio, donde la deje sobre la cama, me denudé y me introduje en la ducha dejando que el agua congela hiciera que se erizará cada uno de los poros que cubrían mi cuerpo.
¡Mierda! Había olvidado que no había dado de alta el gas.
Fresca como una lechuga y vestida con tan solo unas mallas marrones oscuras, una camiseta de hombro caído gris y mi larga melena suelta y mojada sobre la espalda, metí los pies dentro de mis Vans negras y cogí mi cámara colgándome al cuello.

Pronto empezaría las clases, Artes, quería ser fotógrafa, pero fotógrafa profesional, amaba las fotos, porque por mucho que las personas cambien, en las fotos siempre son las mismas, son una captura de tiempo que permanece parado e intacto para siempre, dejándonos recordar mejores momentos.

[…]

Londres era exactamente como recordaba, no había cambiado demasiado: coches, gente, edificios, estrés… ¡por todos lados! Al llegar al Hyde Park y por fin encontrar un lugar verde, natural; un lugar que te acerca a ti misma, comencé a tomar algunas fotografías: Palomas, flores, niños jugando…
Y justo cuando estaba apunto de fotografiar a una pareja que paseaba tranquilamente un par de ojos verdes se interpusieron en mi objetivo, eran unos ojos preciosos, con tantos tonos diferentes de verde que sería imposible contarlos, unos ojos que transmitían una gran ola de sentimientos. •Clic. Foto. Entonces quité el zoom a la cámara para poder ver a quién pertenecían esos ojos que se encontraba a escasos metros de mí.

Era un joven blanquecino, de pelo castaño y rizado un tanto enmarañado, y de pronto sonríe, sonríe y sé que de alguna forma conozco esa sonrisa, sonrisa y una par de hoyuelos se dibuja en cada una de sus mejillas, ¿me estaba sonriendo?
Quité la cámara de mis ojos y observé la escena real que se desempeñaba delante de mí, aquella sonrisa que había regalado el joven de ojos verdes, no era en absoluto para mí, sino para otra chica que correteaba a su alrededor cual mosca tras la miel. “Patético”, -Pensé antes de poner los ojos en blanco. Pero sabía que en realidad aquello me molestaba, ¿por qué? ¡Porque aquellos ojos verdes no eran unos cualquiera! Yo los conocía, ¡juraría que los conocía!

Comencé a andar hacía ellos con la intención de pasar por su lado y a continuación seguir con mi paseo, pero por desgracia pisé una pelota que sin saber como había acabado ante mis narices, y caí al suelo.

-Oh, genial. –ironicé levantándome a la vez que me sacudía los pantalones, y entonces vi como se fijaba en mi, su mirada me recorrió de arriba abajo y de pronto su ceño se frunció y ladeo ligeramente la cabeza. ¿Tengo monos?

-¡Harry! ¿Vamos a por un helado? –preguntó la chillona voz de aquella joven que le acompañaba para sacarlo de su anonadamiento. Ya me había caído mal, mira por donde…
Y él tras sacudir la cabeza contestó con un simplemente asentimiento y se alejó de mí haciendo que necesitara perseguirle, pero lo único que se me ocurrió hacer fue fotografiar a su persona alejándose.

Suspiré y continué andando hasta que salí de aquel parque para encontrarme de nuevo en el tugurio de la ciudad justo cuando las tripas comenzaron a rugirme, ugh tenía hambre. ¿Pizza? Sí, una pizza estaría bien.

[…]

-Una mediana de atún y Bacon. –pedí cuando me tocó mi turno en aquella pizzería que había encontrado, era como una versión inglesa del típico Domino’s pizza Americano.

Y entonces por primera vez me fije en ella, en la trabajadora que llevaba una camiseta roja con el logo del local y tenía une mirada soñadora, mirada que no debería estar aquí. Sentía que volvería a encontrarme con aquella chica, aunque no sabía si sería para bien o para mal, pero sabía que una pizza no sería lo único que habría entre nosotras.

-¿Para tomar o para llevar? –preguntó la susodicha.

-Para llevar por favor. –Contesté educadamente y tras darme mi número y cobrarme me dispuse a esperar para recoger mi pedido, y entonces aquella chica que seguía tomando pedidos levanto la vista al escuchar una voz, voz que yo no reconocía, pero al parecer ella sí, aunque al mirar hacía la puerta no tarde en detectar al chico de ojos verdes, aquel tal Harry, sin su pesada acompañante colocándose en el final de la cola.

Entonces fue cuando la chica musitó un –“Otra vez no…”, entres dientes y no pude evitar reír al ver como él le hacía un gesto a la vez que le sacaba la lengua al mantener contacto visual con ella. ¿Sería otra de sus ligues? Sin saber porque… parecía ser todo un rompe corazones, pero el mío estaba recubierto de goma elástica, se estira mucho, pero no se rompe. 

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¡Hola!
¿Qué tal gentecilla maravillosa? Nuria y yo (Taylor) sentimos muchísimo el retraso, pero esperamos poder recompensaros con los próximos capítulos(; 
Como siempre disfrutad con la lectura y dejad volar vuestras imaginaciones(; 
Muchas gracias a todas las que nos dejáis esos comentarios tan maravillosos :D

~Att: Nuria & Taylor

lunes, 10 de septiembre de 2012

~>Cruce de destinos, Capítulo 4(Narrado por Nuria):

Pasó una semana desde que empecé a trabajar aquí, en esta pizzería, en la que voy a entrar ahora mismo.
Entro, guardo mis cosas en una taquilla que tenemos para cada uno, voy a junto mis compañeros y me dan los recados que me toca hacer. Al mirarlos, ¿cuál es mi sorpresa? Exacto, ahí estaba la dirección de aquel chaval con el pelo rizo.
Suspiro y cojo las cajas de pizzas.

(…)

Bueno, pues ahora me toca esta, la casa que vine justo la semana pasada. Espero que no esté ese chaval, porque si no, empiezan a saltar chispas.
Toco el timbre. Y por mi desgracia, me vuelve a abrir ese, otra vez.
-    Valla, parece que quieres venir a verme todos los días ¿eh?
-    ¿A ti? Ni muerta. Yo solo te traigo lo que pediste.
-    Que excusa. No lo niegues, te morías por verme una vez más.
-    Chaval, ¡que no te lo tengas tan creído! Que yo de ti no quiero absolutamente nada. Bueno si, tú dinero a cambio de estas pizzas.
-    No seas tan dura,- ¿tan dura? Uuf.- venga, entra y cena conmigo y unos amigos.
-    No tengo hambre-miento- y además no me apetece estar rodeada de gente que igual es como tú. ¿Me das mi dinero o qué? ¿vamos a tener la discusión del otro día?
-    ¡Harry! –Aparece un chico asomando su cabeza por una puerta, es rubio. Me mira, se acerca- ¿Ya estás intentado ligar con la chica de las pizzas? ¿Otra vez?
-    Sí , -no dejo que conteste el rizos ese, a saber lo que diría- pero sigue sin conseguirlo-se ríe su amigo- ¿puedes decirle, que por favor, me de mi dinero y me deje en paz ya?
-    Oh si, yo lo intento. ¡Harry! Cógele las pizzas de las manos, págale y deja a la chavala en paz. ¿No ves que no quiere nada contigo? Que se te meta en la cabeza… -Sí Dios, ¡has hecho mis sueños realidad! ¡Alguien que me intenta salvar de este sufrimiento!
-    Va, Niall, poco le quedará para que se pille. -¿Hola? ¿Qué acaba de decir? Que equivocado esta…
-    Harry…-niega con la cabeza- ad lo que quieras, pero déjala marchar, que debe de estar cansada.
-    Vale. Venga, coge las pizzas y llévalas para dentro. –El llamado Niall hace lo que le dijo Harry. Y antes de desaparecer por la puerta de la que se asomó antes, le dice a Harry un “¡date prisa, que te quedas sin cena!” a lo que el rizos le contesta “si pasa eso, vuelvo a llamar a la pizzería” y se ríe. Pone la mirada hacia mí.
-    ¿Me das el dinero o qué?
-    Dame tú número.
-    Oh no, ¡otra vez no por favor! –suelta una risita- No me hace gracia. ¿Me quieres dar el dinero de una vez? ¿No ves que no quiero perder lo que queda de día hablando contigo? –Ui, creo que no debería de haber dicho eso último.
-    Bueno, está bien. Pero una pregunta.
-    Sorpréndeme.
-    ¿Por qué eres tan borde?
-    Pues mira, ¿Por qué tú eres tan creído?
-    Soy así.
-    Ahí tienes la respuesta, ale, ¿mi dinero?
-    No me dejaste acabar, soy así cuando no me conoces.
-    Vaya por Dios, haber si te conozco un día –SARCASMOS- Venga, mi dinero.
-    ¿Y si no te lo doy?
-    Llamaré a mi jefe, ¡moroso!
-    ¿Soy un moroso?
-    Sí, ¡y con el pelo de escarola!
-    Oh no, eso no te lo paso. ¿Pelo de escarola? Pero si mi pelo es perfecto.
-    Nunca te viste a un espejo…-lo dije bajo, para que no me escuchara, pero mis intentos fueron en vano.
-    ¿Cómo?
-    Nada. ¡MI DINERO!
-    Te lo doy. Pero no por ti, si no porque mis amigos-pobre de ellos- deben de estar comiéndoselo todo.
-    Ale, venga sí. Yo solo quiero mi dinero.
-    Tómalo. -¡Al fin! No me puedo creer que tenga el dinero en mis manos, aaaww *.*- Nos volveremos a ver, guapa. –Aaarg.
-    ¡Espero que no! –Me subo a la moto.

(…)

Cuelgo la chaqueta en el perchero y pongo las llaves y el móvil en la mesilla de la entrada.
Me tiro en el sofá, pongo la televisión, hago zapping, pero no echan nada interesante. Me levanto y voy a la cocina a hacerme un cola-cao, ahora, por la noche, es lo mejor que puedo tomar.
Me lo tomo, me pongo el pijama y me meto en cama. Estoy cansada. Menos mal que mañana no trabajo. Es sábado.

¿Pero quién se creía el pelo de escarola ese? ¿Se piensa que me va a “enamorar”? Pues que perdido anda.
No, no y no, no va a conseguir lo que quiere.

Me acuerdo de que para el viernes que viene empiezo el instituto[claramente, ya me matriculé]. Tengo que avisar a Mauro de que me tiene que cambiar el turno.
Bueno, aún falta una semana, a saber que pasa de aquí a allá.

viernes, 7 de septiembre de 2012

~Cruce de destinos, Capítulo 3 (Narrado por Taylor)


-PING, PING, PING, PING.

¡Ogg! ¿Qué era aquel molesto sonido? Abrí los ojos lentamente y di un manotazo en la mesilla con la esperanza de acertar en el despertador y que se callará de una vez.
Giré la cara para ver que hora era, las siete –suspiré cansada y salí de la cama arrastrando los pies. Me sentía sola, aquel apartamento tan pequeño podía parecer realmente grande en ocasiones, y sin saber porque hoy tenía la necesidad de ser abrazada.
Cogí una sudadera y tras ponérmela y sentir el calor de su tejido me dirigí hacía la cocina donde puse una cafetera, y mientras ella se dedicaba a hacer el café yo me metí en la ducha, ¿No es esta la sensación mas relajante? Dejar que el agua caliente caiga por tu cuerpo y te abrace, reconfortándote y haciéndote sentir en paz, sí debía de serlo.

Salí de allí, y todavía enrollada en un par de toallas me serví una taza de café, con dos azucarillos y comencé a bebérmela a la vez que revisaba todo, solo quedaba fuera la ropa que me iba a poner hoy, todas mis pertenencias se encontraban dentro de cajas y maletas. Hoy era el día, el día en que volvía a Londres, mi avión salía a las 12 de la mañana, y no podía sentirme más rara. Estaba como en una nube, no podía creer que fuera a volver, pero Chicago se había convertido en mi segundo hogar, y tampoco podría creer que fuera a dejar tantas cosas atrás.

Miré mi móvil antes de dejar la taza en el fregadero, ni un mensaje, nada… ¿realmente nadie se acordaba de mi? Suspiré y tras tirar el móvil sobre el sofá comencé a vestirme.
Solté mi pelo todavía mojado y lo peiné, seguramente acabaría recogiéndomelo en una trenza, así que no quería molestarme en arreglármelo.

Estaba apunto de salir por la puerta tras haber sacado todas las maletas cuando mi móvil comenzó a sonar recordándome que lo había dejado tirado en el sofá, rápidamente lo cogí y pude ver que se trataba de un mensaje de mi madre, en el que me informaba de que ya estaban abajo junto a mi padre para llevarme al aeropuerto. Tomé un sorbo de aire y eché un último vistazo a aquel lugar, lo echaría de menos.

[…]

-¿Lo llevas todo? –preguntó mi madre agobiada, llevábamos unos treinta minutos en el aeropuerto, mi avión saldría en quince minutos, y no dejaba de agobiarme.

-Sí mamá, no te preocupes. –mustié mirando a mi alrededor, nadie, solo mis padres, suspiré, supongo que nunca fui importante para ellos, mi madre percibió mi mal estar y rio, no comprendía el por qué, a mi no me hacía gracia. Pero entonces comencé a escuchar un leve griterío a mis espaldas, allí estaban todos, mis mejores amigas, mis amigos…

-¿Ya te pensabas ir sin despedirte de nosotros? –preguntó Abigail, mi pelirroja mejor amiga. No pude evitar sonreír y me lancé a sus brazos, para comenzar a formar un abrazo colectivo.

-Os echaré mucho de menos. –Susurré entre lágrimas.

-No te preocupes, -rio mi amigo Mike, -Iremos allí y quemaremos Londres, ¡descubrirán lo que es la fiesta de verdad! –exclamó, él siempre pensando en fiestas, nunca cambiaría.

[…]

-Despierta… -escuché decir a una voz a mi lado, ¿quién narices estaba hablando? ¡Quería dormir! –Despierta… -repitió con el mismo tono, pero añadiendo unos toques en mi brazo esta vez, así que indignada me decanté por abrir los ojos. No recuerdo cuanto tiempo llevaba en el avión, pero lo había pasado durmiendo. –Vamos a aterrizar ya. –Me informó aquel chico, era un chico de pelo castaño claro y ojos azules, su cara transmitía confianza y simpatía, tenía un toque infantil y su voz un tono agradable, no recordaba haberlo visto antes de quedarme dormida.

-¿He estado todo el tiempo durmiendo? –pregunté sonrojándome.

-Al menos durante las 9 horas que he estado sentado a tu lado. –Rio.

-Uh, espero no haberte aburrido mucho. –musité rascándome un ojo.

-No, decías cosas muy interesantes. –Contestó, y yo lo miré con los ojos como platos, ¿qué se supone que había dicho? – Era algo así como “¡Deja de lanzarme tarta, Harry!” –rio.

-Dios mío que vergüenza. –Susurré tapándome la cara, y él me ofreció su mano.

-Soy Louis, encantado. –Se presento sonriendo. Y esa sonrisa, esa sonrisa me era tremendamente familiar, ¡pero era imposible que le conociera! Solamente se parecería a alguien.

-Igualmente, soy Taylor. –Contesté estrechando su mano. Y entonces en sus ojos me pareció ver que él había sentido la misma sensación que yo unos segundos antes.


jueves, 6 de septiembre de 2012

~>Cruce de destinos, Capítulo 2 (Narrado por Nuria):

Termino de guardar la última prenda de ropa en el piso, ya eh terminado de guardarlo todo, al fín. Suspiré cansada y me tiré en el sofá, en ese sofá viejo que me traje de Los Ángeles aquí, a Londres.
Ahora me toca buscar trabajo, para poder luego pagar este piso. Tengo también que buscar un instituto.

Después de mirar unos cuantos trabajos, encuentro uno...normal. De repartidora de pizzas.
Llamo al número que pone y me dicen que puedo ir ahora mismo para la entrevista.


-Déjeme verlo. -Le doy mi curriculúm al que sería mi gefe, un hombre de estatura mediana, un poco gordito y con un bigote que me hace gracia- Bien, aparte de que no pedimos muchas experiencias, usted tiene bastantes. Contratada. -Nos damos la mano.
-Y...¿cuándo empiezo?
-Oh sí, puede empezar ahora mismo.
-¿Ahora..?
-Sí claro, a no ser que usted no pueda, si no...
-No, puedo empezar ahora.
-Perfecto, pues póngase esta camiseta -me da una bolsa, supongo que ahí estará la camiseta- y luego venga a fuera. Ahí tiene un baño. -Señala una puerta detrás mía.
Él sale para afuera y yo me meto en el baño. Me quito la camiseta que tengo puesta y me pongo la del trabajo. Es roja, con una pegatina que pone "telepizzas Mauro". Sí, Mauro se llama mi futuro gefe.
Salgo del baño y del despacho, ahí de pie, está Mauro y supongo que mis compañeros, todos se me quedan mirando.
-Bueno chicos, ella es Nuria, la nueva empleada. -Me saludan- Nuria, ellos son tus compañeros, -¿Véis? Os lo dije- no os presento, ya os iréis conociendo. Venga, -da dos palmadas- los que tenéis que cocinar seguir con lo vuestro, los camareros a atender, y los repartidores, a repartir. Nuria, tú ahora tienes que hacer estos 4 pedidos,-me da un papel, en el que puedo ver direcciones- después si a Alex -que supongo que es la otra chica que reparte- aún le quedan pizzas por repartir, pues lo hace usted. Pueden empezar.

Cojo las 4 cajas de las pizzas, las meto detrás en la moto y empiezo a repartir.

Casi me paso toda la tarde, pero al fín acabé. Aparco la moto delante de la pizzería. Entro.
-¿Ya as acabo?
-Sí. Ya llevé todas las pizzas a sus respectivos sitios.
-Bien, pero tienes que hacer una última repartición. Acabaron de llamar ahora mismo y se lo diría a Alex, pero se acabó de marchar.
-Vale, no hay problema. ¿Dónde tengo que llevarla?
-Ten el papel-lo cojo entre mis dedos y lo miro, ya abía estado en esa calle repartiendo, pero esta vez era en otra casa- ahí tienes las pizzas.
Cojo las dos pizzas y las meto atrás en la moto. Arranco.
Al cabo de un rato llego.  Toco el timbre. Noto como habren la puerta. Yo estoy viendo la caja de pizzas.
-¿Si?-Levanto la vista y puedo ver unos ojos verdes claros, unos ojos preciosos. También veo una preciosa sonrisa, con sus hoyuelos, un pelo rizado; gracioso, y bonito- ¿Y bien?
-Eh... perdón, le traigo las pizzas que ha pedido.
-Ah sí, puede dármelas guapa-me guiña el ojo-, ¿cuanto son?
-Pues... 13 euros.
-  ¿eres nueva repartiendo?
-¿Es la primera vez que me ves,no?
-Sí.
-¿Pues entonces tú que crees? -Se ríe- No me hace gracia. ¿Me das el dinero o no?
- Dime por favor aunque sea, ¿no? Que se supone que soy yo quien te da el dinero.
- Venga rizos, intenté ser amable, pero es que empezaste a intentar ligar conmigo.
-¿Rizos? Valla... que confianzas. -Se ríe,le respondo con una media sonrisa-Oh vamos, ¿y si te pido tu teléfono? ¿Me lo darías?
-No. ¿Me das el dinero o no? Tengo que hacer más reparticiones -Miento.
- Ah, ¿si? -mira detrás mía, la moto- Yo no veo ninguna otra pizza en ella- Hace un gesto con la cabeza, señalando la moto.
- -Respiro hondo e inspiro, no lo aguanto- ¿Me quieres dar el dinero? -La paciencia se me esfuma.
-¡Eh Harry! ¿Por que tardas tanto? -Se oye una voz desde dentro. Asique se llama Harry.
-¡Ya voy! Es que la repartidora no me da su número. -me sonríe y me guiña el ojo, yo le respondo con cara de asco.
-¡Vamos Harry! Para de ligar.- Se oye otra voz desde dentro.
-¡No está ligando, lo está intentando, y no le está funcionando!-Les grito.Oigo sus risas.- ¿Me das el dinero ya?
-Venga sí, pero solo porque las pizzas se están enfriando. -Me da el dinero- Nos volveremos a ver guapa.
-¡Espero que no! -Me doy la vuelta.
¿Pero quién se cree que es? Oh Dios, como odio a los tíos así.


Llego a casa y tiro las llaves en una mesa de la entrada. Ya es tarde, son las 10. Me suena el móvil, es mi madre.
-¡Hija! ¿Que tal tus primeros días por ahí?
-¡Mamá! Pues bueno... encontré trabajo.
-Ah,¿si? ¡Que bien! ¿Y de que es?
-De repartidora de pizzas. -Oigo como le sale una risa floja- ¡Mamá! ¿De que te ries?
-Aaai hija, hija... ya pediremos nosotros una pizza para que vengas a casa.
- No creo que los pedidos de los Ángeles se puedan hacer...-me río.
-Bueno, ¿y cuando empezaste?
- ¡Hoy! Hice 5 pedidos. El primero fue normal, el segundo fue una vieja que me dijo que la pizza era para los gatos, -se ríe- luego, el tercero fue para una señora de unos 30 o por ahí media loca, me dijo que la pizza estaba posuída por el Demonio-se empieza a reír aún más- el cuarto fue normal, y el quinto...
-¿El quinto...?
-El quinto me toco a un tío de mi edad supongo, que me intentaba tirar los trastos, Dios, ya lo odio, como me toque ir otra vez a su casa, y me haga lo mismo, es que le planto una bofetada. ¡No me daba el dinero!
-¿Pero...?
-Pero... no sé, no llego demasiado a odiarlo.
-Hay hija, el amor.
-¿El amor? Mamá, acabé de conocerlo.
- Verás, el día de mañana será ese.
-Mamá, te lo juro por lo que sea, nunca voy a salir con ese tio, ni loca. Venga, te dejo, ya hablaremos, un beso y un saludo para todos, os quiero.
- Ai... Y nosotros a ti. -Fin de la llamada.
¿Pero que dice mi madre? Oh vamos... ¿como me voy a enamorar de ese tal Harry? Pero si es un creído,prepotente... y lo que me hace más gracia: ¡se cree que puede ligar conmigo!
Pero... ¿y si mi madre tiene razón?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

~Cruce de destinos, Capítulo 1 (Narrado por Taylor)


Suspiré cansada y me dejé caer sobre el sofá viejo de aquel apartamento de Chicago en el que vivía. Elevé aquella hoja que sostenía en mis manos para poder leerla una vez mas.
Allí se encontraba escrita la dirección de mi próximo destino, un lugar que yo ya conocía muy bien y añoraba en mi memoria como agua de mayo.

Entonces escuché la puerta del apartamento abriéndose, y pude ver a la cabezota de mi madre entrando cargada de cajas vacías.

-¡Tengo cajas! –exclamó dejándolas sobre la moqueta.

-¡Tengo ojos! –respondí con una carcajada  a la vez que ponía los ojos en blanco.

-Ais, Te voy a echar mucho de menos mi pequeña Taylor, -se lamentó mi madre sentándose a mi lado en el sofá y dándome un beso en la frente, yo sonreí. –Mira lo que he encontrado en casa. –comentó entregándome un taco de fotos viejas. ¿Qué era esto?

-Ya será para menos. –Bromeé, a la vez que comenzaba a pasar las fotos. En todas ellas aparecía con cinco  chicos, chicos de los cuales no me acordaba, parecíamos grandes amigos. - ¿Quiénes son? –pregunté absorta en las imágenes.

-Eran nuestros vecinos, pasabais grandes tardes jugando juntos antes de venirnos aquí a Estados Unidos. –Suspiró mi madre con pena, ella todavía extrañaba su vida den Reino Unido después de estos 9 años, y yo también.

-Como añoro nuestra tierra. –Musité.

-Pero pronto estarás allí de nuevo. –Sonrió levantándose del sofá, -tengo que irme, tu padre me ha pedido que me pase por la oficina ha recoger los papeles de no sé que nuevo proyecto. –Comentó dirigiéndose a la puerta y yo la seguí.

-Él y sus inventos. –Reí, -mañana pasaré por casa. –Sonreí.

-Hasta mañana. –Se despidió y tras ello cerré la puerta. Estaba agotada, dentro de tres días volvería a Reino Unido y… ¡no estaba para nada preparada!

Entonces cuando iba andando por el pasillo descalza pisé algo que me hizo resbalar y caer al suelo.

-Dios… que cocotazo… -me quejé llevándome una mano a la cabeza, ¿con qué narices me había resbalado?

Me incorporé sentándome en el suelo y vi que la culpable de mi golpe era una insignificante fotografía, la cual cogí entre mis manos y la observé.

En ella estábamos los seis colocados en una hilera horizontal, liderada por un ricitos, tras él me encontraba yo que le regalaba un beso en la mejilla y después de mí 4 chicos más con unas grandes sonrisas.

Entonces un recuerdo vino a mi memoria.

---FLASH BACK---

Era mi décimo cumpleaños, ese mismo día acababa de saber que tendría que mudarme de Londres a Chicago, y como toda niña de 10 años estaba feliz y emocionada.
No pensaba en lo que iba a dejar detrás.

Todos nos encontrábamos en el jardín, era un día cálido y soleado, de esos que no abundan por aquellas tierras. Estábamos sentados en una larga mesa, aquellos cinco chicos, sí ahora recordaba sus nombres: Harry, Zayn, Niall, Liam, Louis… Y mis amigas, las que siempre me habían parecido demasiado repipis emperifolladas en sus trajes.

Entonces el pequeño ricitos se alzó sobre la silla para soltar lo que fue un grito de guerra.

-¡Luchaaa de comida! –exclamó lanzando un trozo de tarta en dirección: “Cabeza de la chica que peor me caía”.
Yo comencé a reír y le imité y tras una milésima de segundo estábamos todos llenos de tarta, gritando y corriendo de lado a lado del jardín, felices, entonces un trozo de aquella tarta se estrelló en mi cara.

-¡Harry! –exclamé al ver que había sido él, y todos sus amigos comenzaron a bombardearme.

-¡Taylor es un pastel de cumpleaños! –rio Zayn burlándose.

-¡Y Zayn es un feo! –Contesté de manera absurda.

-¿Pero que es esto? –preguntó mi madre riendo a la vez que negaba con la cabeza al salir al jardín. -¡Venga chicos una foto! –anunció.

Y tras aquello los seis nos colocamos rápidamente en una fila, entonces Harry me pellizco en el brazo y como venganza fui a darle un mordisco en la mejilla, pero… ¡pareció un beso en al foto!


---FIN DEL FLASHBACK---

Sacudí la cabeza y suspiré a la vez que me ponía en pie. ¿Qué sería de ellos ahora? ¿Seguirían viviendo allí? Ni si quiera los había recordado hasta estos momentos y ya los extrañaba…